Invitación a la reflexión sobre cómo estás viviendo la crisis del Covid-19 y qué influencia puede tener en el resto de tu vida.
Estamos viviendo un momento histórico
Hoy, 9 de abril de 2020 estamos viviendo una situación nunca antes vivida por ninguno de nosotros. Nos enfrentamos a la pandemia global del COVID-19 que, de manera absolutamente imprevista, ha cambiado nuestras vidas de la noche a la mañana. ¿Pero, cambiará nuestra vida para siempre o todo volverá a ser igual en unos meses o unos años? Quién sabe; pero lo que es seguro es que, cada cual por diferentes motivos, todos recordaremos éste periodo durante el resto de nuestras vidas.
En el peor de los casos, lo recordarás como un momento dramático por la pérdida de un ser querido; o porque pasaste unos días o semanas en el hospital luchando por tu vida; o en casa recluido mientras uno de tus familiares o amigos estaba ingresado y hubieras deseado estar con él o ella. Quizás has perdido tu trabajo, o tienes una empresa que has tenido que cerrar; y sin ingresos no podrás afrontar los pagos, y temes que la crisis que empieza acabe con lo que tanto te ha costado construir. Tal vez trabajas en un hospital o en una residencia de ancianos y estás presenciando el drama de la enfermedad y la muerte cada día, además con escasos medios; o en un supermercado, o en una farmacia, o en cualquier otro servicio de los considerados esenciales y sientes temor por poner en riesgo tu propia salud y la de tus seres queridos cuando vuelves a casa.
Mucha gente de nuestro entorno está viviendo situaciones verdaderamente traumáticas. Si eres uno de ellos, desde aquí quiero mandarte un enorme abrazo virtual y mis mejores deseos para que en la medida de lo posible la situación que estás viviendo mejore lo antes posible. Si eres de los que está luchando contra la enfermedad desde un hospital, o cuidando de personas mayores, o asegurando el suministro de alimentos o medicinas, agua y energía, y demás servicios esenciales… GRACIAS. Gracias porque con tu trabajo, muchas veces sin los medios necesarios, estás salvando vidas y evitando que el drama se extienda aún más; o permitiendo que al resto de la población no le falte nada de lo imprescindible.
Pero si, como yo, tienes la suerte de no haber perdido a ningún ser querido. Si, aunque tu trabajo o tu empresa esté en riesgo no lo has perdido aún. Si tienes la suerte de estar en casa sólo o con tu familia, pero sin que te falte comida, agua, electricidad, teléfono, Internet… entonces tu circunstancia no es un drama. Aún así, es seguro que nosotros también recordaremos éste periodo el resto de nuestra vida… Y mi pregunta ante eso es ¿qué crees que recordarás? o mejor aún: ¿cómo te gustaría recordarlo?
¿qué estás haciendo tú en éste momento?
Es posible que estés trabajando desde casa, y/o que te ocupes de las tareas domésticas: como cocinar, recoger, limpiar; que tengas que ocuparte de tus hijos u otros familiares que dependen de ti; que intentes mantener el contacto con el resto de tu familia y amigos. En el mejor de los casos, además de lo anterior, estás aprovechando para leer y dedicas unos minutos al día a algún tipo de actividad física y suficiente tiempo a descansar. Todo esto lo considero básico y es fundamental que lo sigas haciendo para mantener tu salud física y mental, y tu bienestar.
También es muy posible que estés dedicando tiempo a ver la televisión (o series en Netflix o HBO); a visualizar y compartir memes, vídeos graciosos, y TicToc varios; a visualizar y reenviar a diestro y siniestro Whatsapp de entretenimiento. Está bien; no digo que no haya que hacerlo puesto que nos ayuda a pasar algún buen rato y mantener el buen humor.
Incluso es posible que, como algunos de mis amigos, estés dedicando tiempo a «ayudar» a los demás desde tu casa mediante alguna de éstas labores:
- Ayudando a concienciar sobre la gravedad del momento buscando y compartiendo cada día estadísticas de afectados y muertos, indicadores económicos a la baja, opiniones de expertos que vaticinan más muerte y destrucción… como si cada uno de nosotros no fuera ya consciente de lo que vivimos.
- Contribuyendo a la identificación de los «únicos culpables» de todo lo que está pasando mediante la difusión de las consignas del bando político con el que te identificas: unos culpando al gobierno actual por su imprevisión y su falta de acierto en la gestión de la crisis, y otros al anterior por sus recortes en sanidad. Como si fuera posible establecer un responsable único en una pandemia de éste calibre.
- Y en general, consumiendo, generando y difundiendo contenidos que contribuyen a la extensión del miedo, del negativismo y del odio…
Sea lo que sea que estés haciendo durante ésta crisis, te invito a que reflexiones sobre ello. Toma conciencia de qué estás haciendo. Hazlo por escrito y tómate la molestia de anotar junto a cada acción cuánto tiempo crees que le has dedicado en la última semana. Hazlo con objetividad: en lo que se refiere a lo que haces con tu móvil, en él puedes consultar estadísticas sobre tiempo de uso de cada aplicación. Consúltalas y te sorprenderás.
Proyéctate al futuro
Una vez hayas hecho un diagnóstico de lo que estás haciendo, trata de proyectar tu mente a la primavera de 2021 y plantea diferentes escenarios. Te doy algunas opciones, pero tú puedes imaginar otras. Intenta imaginar situaciones del entorno; circunstancias sobre las que tú no tienes control pero que tendrán consecuencias en tu vida. No asignes probabilidades; simplemente imagina varios escenarios que te parezcan posibles y piensa unos minutos en cada uno de ellos y en cómo podrían afectarte. Por ejemplo:
- No has perdido a ningún ser querido, pudiste retomar tu actividad profesional con cierta normalidad y, pese a la disminución temporal de ingresos, una vez pasado el peor momento, la vida en tu entorno vuelve a ser muy similar a cómo era antes.
- Perdiste a alguien querido, o tu trabajo o tu empresa y tu bienestar se vio seriamente afectado. No obstante, y pese a la crisis inicial, la economía de tu país retoma poco a poco la senda del crecimiento.
- La pandemia ha sido controlada pero ha llevado meses y los estragos económicos serán duraderos. Mucha gente, entre los cuales te encuentras, ha perdido su trabajo o su empresa, el Estado está arruinado y hemos sufrido un importante retroceso en el bienestar individual y colectivo.
Date cuenta de que te sugiero escenarios en los cuales tus acciones no tienen mucha influencia y que no está en tu mano evitar si eres una persona normal (como yo). Así, la probabilidad de ocurrencia de cada escenario no depende de ti; ocurrirá lo que tenga que ocurrir y a día de hoy nadie es capaz de prever lo que sucederá. Por ello, no pierdas el tiempo especulando sobre las probabilidades de ocurrencia de cada uno. Sin embargo, en cualquiera de esos escenarios sí hay acciones que podrían tener una importante trascendencia en cómo te afectan. Y de eso trata para tí; la reflexión debes hacer ahora.
Trata de imaginar, en cualquiera de éstos u otros escenarios que concibas como posibles, qué te gustaría haber hecho si hubieras sabido que los acontecimientos evolucionarían en ese sentido. Planteado de otra forma: si en la primavera de 2021, habiendo visto lo sucedido, te dieran la oportunidad de viajar en el tiempo y volver al día de hoy ¿harías algo distinto a lo que estás haciendo? ¿qué harías que no estés haciendo ya? Y quizás más importante aún ¿qué dejarías de hacer o a qué dedicarías menos tiempo de lo que ahora haces? Porque para implementar nuevas acciones es imprescindible que liberes tiempo.
Y ahora, ¿qué vas a hacer?
Si has llegado leyendo hasta aquí es que has encontrado algún valor en las reflexiones que te he invitado a hacer; no vayas a abandonar ahora cuando llega lo más importante.
Reflexionar es sólo la primera parte del proceso. Es fundamental, puesto que la acción sin reflexión no suele conducir a nada bueno; pero la reflexión sin acción tampoco da frutos.
Te animo a que pongas por escrito tus ideas sobre cosas que podrías hacer y que te ayudarán en el futuro, sea cual sea el escenario que se produzca. Anota todas las acciones que se te ocurran, sin filtros; como si te fuera posible acometer todas ellas.
Una vez hayas anotado todas las ideas que te vienen a la cabeza es momento de ordenarlas y priorizarlas. Te sugiero ordenarlas según el siguiente criterio; aunque eres libre de decidir otro: yo las ordenaría atendiendo al impacto que cada una de ellas pueda tener en ese futuro posible. Es decir, aquellas que más bienestar te pueden aportar serán prioritarias. Y aquellas que puedan funcionar en diferentes escenarios serán prioritarias respecto a aquellas que sólo servirían en uno de los escenarios, puesto que como hemos dicho, es imposible prever cuál de los escenarios es más probable.
Ahora, escoge las 3 o 5 ideas prioritarias y piensa en formas concretas de llevarlas a la práctica; en la dificultad que conllevan y en tus posibilidades reales de realizarlas. Y ayudado por ésta reflexión elige una y ponte con ella. Por ahora céntrate en empezar a dar pasos; lo que sea. Ponte a ello y dedícale tiempo a la acción.
Al igual que un niño cuando empieza a andar, cada paso que des te hará sentir más seguro y te enseñará cosas… No te preocupes ahora por dónde llegarás; céntrate en dar algún paso cada día en la dirección que te has marcado y cada día estarás un poco más cerca.
Más adelante nos ocuparemos de formalizar objetivos concretos y el plan de acción. Ahora lo importante es echar a andar.