Paradojas del mundo actual

En las últimas décadas la evolución tecnológica en el ámbito de las comunicaciones ha sido vertiginosa. En menos de 40 años, he vivido el paso de la televisión en blanco y negro y los teléfonos analógicos, a los actuales teléfonos móviles y superordenadores, las redes sociales, las videoconferencias en el móvil. Aún recuerdo, y no hace muchos años, cuando mi empresa montó una costosísima sala de video-conferencias con dos enormes pantallas de tv. Hoy en día llevamos en un bolsillo todo lo necesario para hacer una videoconferencia. Esta revolución de la tecnología de comunicaciones ha cambiado mucho nuestras vidas y nuestros trabajos, que ahora resultan casi inconcebibles sin ésta conexión continua.

Sin embargo, en mi opinión, algunos de los avances tecnológicos o tendencias sociales de los últimos años nos están alejando de los objetivos que pretendían conseguir. No porque las tecnologías sean malas en sí, sino por el uso que hacemos de ellas.

Me da la impresión de que el uso que se hace algunos de los avances tecnológicos que tenemos a nuestro alcance han supuesto ciertos retrocesos en facetas importantes de nuestras vidas.

No estoy en contra del avance tecnológico; simplemente me doy cuenta de que el uso que hacemos de él tiene contraindicaciones o efectos secundarios no deseados. Seguro que ya te habías dado cuenta de ello o lo habrás leído en otros sitios, así que no te sorprenderá. Pero si te paras a pensar en ello resulta chocante. Es por ello que yo lo he denominado «paradojas», porque en algunos casos, el resultado de los avances es aparentemente un retroceso.

A continuación detallo algunas de éstas paradojas y mis reflexiones sobre ellas:

+ INFORMACIÓN – VERDAD

Vivimos en un mundo donde cada minuto se producen y se ponen a nuestro alcance miles de gigas de «información»: el equivalente a toneladas de libros. El ritmo al que crece la generación de contenido es exponencial. Tenemos a nuestro alcance tal cantidad de documentación escrita o en audio/video, que ni en cinco vidas podríamos llegar a procesarla.

Sin embargo, gran cantidad del contenido que se genera no aporta valor alguno y buena parte de ello es incluso falso. La «sociedad de la información» en la que vivimos produce tal cantidad de información contradictoria, manipulada, interesada, tergiversada, sacada de contexto… que en muchos casos resulta complicado discernir la verdad. Así sucede que en función de las fuentes de información que consuma cada uno, «su verdad» es diferente. Es decir, se da la paradoja de que tenemos más información que nunca y sin embargo muchas veces no conocemos la verdad.

La pura y sencilla verdad, raramente es pura y casi nunca es sencilla.

Oscar Wilde

Los algoritmos de Internet incrementan la dificultad de acceder a una verdad objetiva. Las redes sociales no están pensadas para informar, sino para entretener: para que pases tiempo en ellas. Por eso te proponen contenidos en línea con lo que consumes habitualmente. Te muestran lo que calculan que «quieres ver»; la versión de las cosas por la que te has interesado. Y así resulta difícil llegar a tener una visión objetiva de la realidad puesto que nos retroalimentan con una visión parcial de todo. Y esto está teniendo a su vez otro efecto perverso: la división de la sociedad. Dado que cada uno es retroalimentado con la información que refrenda su versión de las cosas, las posiciones mentales se enconan y la gente es cada vez más radical en sus pensamientos.

+ VELOCIDAD – PROFUNDIDAD

Los ordenadores y sistemas informáticos en general, e internet en particular, han multiplicado exponencialmente la velocidad de procesamiento. Ello ha permitido automatizar y acelerar algunos procesos hasta un punto que hace pocos años hubiera parecido ciencia-ficción. Hoy podemos enviar cualquier contenido a la otra punta del mundo en segundos, firmar digitalmente documentos sin desplazarnos, mantener reuniones en línea, consultar informes en tiempo real, fabricar casi cualquier cosa a base de robots, y muchas otras cosas que aumentan la velocidad y en teoría la eficiencia del trabajo.

Sin embargo, nos hemos acostumbrado a ir tan rápido en todo, que se está perdiendo la capacidad de parar y disfrutar de las cosas que requieren calma. A veces vamos como pollos sin cabeza corriendo de un lado a otro. Sacamos fotos a todo para compartirlas en nuestras redes sociales en lugar de pararnos a observar y a disfrutar del momento. No resulta extraño ver gente que en un restaurante dedica más tiempo a fotografiar un plato antes de tocarlo que a degustarlo. Hay gente que se para ante un monumento o paisaje para tomarse una foto y sigue su marcha sin haberse detenido a observarlo, salvo a través de la pantalla de su móvil. Para mí es evidente que a mayor velocidad, menor profundidad. Y el disfrute de las cosas tiene más que ver con la calidad que con la cantidad. Se ama lo que se conoce y se disfruta lo que se vive, no lo que simplemente se recorre.

+ PLACER – FELICIDAD

En nuestra sociedad, la obtención de placer en cualquiera de sus variantes es más accesible que nunca en la historia. Tanto el placer de la comida, como el sexual, el de la contemplación de obras de arte o paisajes, la música… Podemos conseguir placer inmediato en casi cualquiera de sus variantes en segundos a través de nuestro móvil o nuestro ordenador. Ya sea mediante contenidos audio-visuales, o encargando un producto o servicio que nos pueden entregar en horas. Además, el placer aparece por todas partes en los medios de comunicación y en las redes sociales. Estamos rodeados de fotos de platos exquisitos, paisajes impresionantes, obras de arte, música y por supuesto personas atractivas o contenidos de alta carga erótica/sexual…

No quiero decir que el placer sea malo; al contrario: el placer es el mecanismo natural por el que nuestro cuerpo nos recompensa cuando hacemos cosas que garantizan nuestra supervivencia. El placer de comer, el sexo, el descanso… son placeres naturales y necesarios. Sin embargo, tengo la impresión de que éste consumo desaforado y ésta búsqueda del placer inmediato por encima de todo, va en contra de nuestra felicidad. La búsqueda del placer instantáneo nos lleva a una espiral de deseo que puede hacernos caer en una profunda insatisfacción con nuestra vida. «El deseo hace promesas que el placer no puede cumplir» es una frase que le he oído a Marcos Vázquez y con la que estoy muy de acuerdo. Muchas veces deseamos tener cosas o vivir experiencias que pensamos nos van a proporcionar un enorme placer o felicidad, y cuando las alcanzamos la satisfacción dura muy poco. Es lo que los griegos conocían ya como la «adaptación hedónica»: la satisfacción que algo te proporciona es muy alta al principio pero dura poco. Te adaptas enseguida a «lo bueno» y necesitas dosis más altas para lograr el mismo nivel de satisfacción. Así se puede caer en una rueda perversa que te hace ser infeliz persiguiendo constantemente cosas que no tienes en lugar de apreciar las que sí tienes. Y es por esto que cada vez hay más adicciones, y no sólo a las drogas: al sexo, al azúcar, a los juegos, a las rrss, al móvil…

+ VIDA – SALUD

Es indudable que los avances en tecnología médica/química (junto con otros factores) ha tenido una enorme influencia en el incremento de la esperanza de vida de nuestro tiempo. Pero, si bien es cierto que vivimos más años, no es menos cierto que muchas enfermedades crónicas están aumentando exponencialmente su incidencia en nuestra sociedad. Estamos abandonando hábitos de vida saludable como una buena alimentación, una vida activa, un buen descanso… Los avances médicos se han centrado en detectar y curar patologías y lo hacen con extraordinaria eficacia. Pero, en buena medida, la medicina y nuestra sociedad en general se han olvidado de la prevención. Que la medicina haya progresado hasta el punto de que (aparentemente) casi cualquier cosa se puede curar tomando pastillas, nos ha hecho olvidar que la salud no es sólo la ausencia de enfermedad: la salud es bienestar, tanto físico como psíquico.

Tenemos una epidemia de obesidad, de depresión, de estrés, de enfermedades autoinmunes… Todas ellas acortan la vida y reducen la calidad de la misma en quienes las padecen. Se estima que las muertes debidas a la obesidad, al sedentarismo y a la depresión superan con mucho a las causadas por el cáncer, los infartos, o los accidentes de tráfico. Incluso entre los cánceres, buena parte de ellos son directa o indirectamente causados por malos hábitos de vida, como el tabaco o el alcohol. Sin embargo, en lugar de recuperar hábitos que podrían protegernos frente a éstas y otras muchas enfermedades, insistimos en buscar remedios externos como pastillas, tratamientos, etc… Todos conocemos gente que se atiborra a refrescos azucarados, a comida procesada, a fast-food, a alcohol, y después toma pastillas para la tensión o para el colesterol. Muy probablemente todos ellos tendrían mejor salud y mejor calidad de vida simplemente comiendo bien y haciendo un poco de ejercicio.

Como ejemplo: En éste año 2020 hemos padecido la pandemia de la Covid-19 y todos los mensajes oficiales insisten en tres factores que tienen efecto protector: lavarse las manos, mantener distancia y usar mascarilla. Sin embargo nada se ha dicho desde las autoridades sanitarias del indudable efecto protector (complementario) de alimentarse bien, moverse, exponerse al sol... y tantos otros hábitos que fortalecen nuestro sistema inmune. Y una vez más, esperamos que una solución externa "milagro" (la vacuna) venga a solucionar el problema en lugar de hacernos responsables individual y colectivamente de tomar las medidas oportunas... 

En resumen, que vivimos más que nunca pero pasamos más tiempo enfermos. Muchas enfermedades crónicas, cuya incidencia se ha multiplicado en las últimas décadas, son el resultado de hábitos de vida poco saludables.

+ CONTACTO – CONEXIÓN

Las redes sociales son un avance extraordinario en comunicación. Poder interactuar desde tu móvil con amigos o conocidos en tiempo real y desde cualquier parte, abre un universo de posibilidades de contacto. Poder localizar a viejos amigos o conocidos a los que les perdiste el rastro; poder ver y hablar con ese familiar que vive en la otra punta del mundo… es simplemente fantástico.

Sin embargo, a medida que aumenta el número de tus contactos en redes sociales y que pasas más tiempo en ellas, disminuye la profundidad de tus interacciones con tus verdaderos amigos y familia. Todos hemos visto (y hasta hemos sido protagonistas) de reuniones familiares o de amigos donde una parte de los asistentes prestaban más atención a su móvil que a la persona que tenían delante. Ver lo que ha publicado tu amigo en facebook o instagram y darle «like», compartirlo, o incluso comentarlo, no es comparable a mantener una conversación cara a cara con esa persona. El contenido que la mayoría de la gente comparte en rrss es completamente superficial e incluso falso, puesto que (todos) tendemos a compartir sólo los buenos momentos. Sin embargo, pasamos los malos en soledad o los hablamos con un psicólogo… Cuando la amistad es -también- compartir tus momentos malos y buscar el consuelo o el consejo de una persona a la que aprecias.

Es por ello que me da la impresión de que la facilidad para el contacto nos ha llevado a incrementar la cantidad y la velocidad de interacción, pero a costa de reducir la calidad de nuestra conexión con los otros. Me da la impresión de que, en general, las relaciones son ahora más superficiales y menos auténticas; y desde luego menos enriquecedoras.

+ PAREJAS – AMOR

Y en ésta lista de paradojas sobre cosas importantes, no podía faltar el Amor. Hoy en día, gracias a las redes sociales, las apps y webs de citas, etc… encontrar posibles parejas es probablemente más fácil que jamás en la historia. Basta descargarse una aplicación para tener acceso inmediato a miles de posibles parejas. Además, puedes filtrar por ubicación, por intereses, por estado civil, y por infinidad de otras cualidades. El contacto está asegurado ya que sólo tienes que pagar una suscripción y puedes escribir a quien quieras; cómodamente, desde tu casa, sin moverte. Si eres «usuario premium» puedes iniciar una conversación con cualquiera que esté ahí; incluso con personas con las que en la vida real jamás tendrías la posibilidad de coincidir o no te atreverías a acercarte. Después, tus posibilidades de tener citas «románticas» o sexuales varían en función de varios parámetros: tu «valor en el mercado» (belleza física, capacidad de seducción, u otros atributos) pero también de cuánto tiempo dedicas y de a qué altura fijas tu listón de exigencia. Para un «valor» constante, cuanto más tiempo dediques y/o más bajes tu listón de expectativas, mayor número de citas podrás tener.

Pero, que tengas muchas citas no garantiza que encuentres el Amor (si es eso lo que buscas). De hecho, creo que, hasta cierto punto, esa sensación de «abundancia» contribuye en buena medida a que, como decía en el punto anterior, la profundidad de la conexión sea menor. Si no te tomas el tiempo y la molestia de conocer bien a la persona que tienes delante es difícil que esa relación llegue a algo. Puede llegar a suceder que tengas delante a una persona de la que podrías enamorarte para el resto de tu vida y que no te des cuenta porque estás distraído tratando de quedar con otra que, aparentemente, es mejor. O puede que en esa primera cita no haya una química especial porque esas cosas no siempre surgen al primer contacto, y sin embargo «descartas» a esa persona a pesar de sus muchas cualidades, porque sabes que en teoría hay más posibilidades… Es lo que se llama la paradoja de las opciones: generalmente, cuando tenemos muchas opciones nos resulta más difícil elegir una, que cuando tenemos pocas. Y es por ello que muchas veces las personas más bellas o con mayor capacidad de seducción saltan de pareja en pareja y nunca llegan a vivir una verdadera relación de amor. Cuantas más opciones tienes más difícil es elegir una.

Los que alguna vez hemos vivido enamorados sabemos que todas las parejas del mundo no compensan el valor de un a auténtica relación de Amor. Pero incluso nosotros podemos caer en la trampa si no estamos atentos a ella, ya que es muy poderosa. Y es por ello que muchas personas se dan de baja de éstas aplicaciones. Pero al mismo tiempo, y esta es otra paradoja, muchas veces volvemos porque nos damos cuenta de que, a pesar de sus «peligros» representan una magnífica oportunidad de conocer gente que de otro modo nos sería casi imposible. Como en otros apartados del artículo, el problema no es la app sino el uso que hacemos de ella. Cuando tomas consciencia de los riesgos y actúas con coherencia respecto a lo que piensas o buscas, son un instrumento fantástico, y hay gran cantidad de personas que han encontrado el Amor a través de ellas.

Conclusiones

Como siempre, me gustaría que éste artículo te sea útil y, como ya he dicho otras veces «la reflexión sin acción no sirve de nada». Así que lo más importante es que, si estás de acuerdo conmigo al menos en parte de lo que he dicho; si percibes el riesgo de que alguno de los «avances» tecnológicos te cause un «retroceso» en un área importante de tu vida, toma las medidas oportunas para que no sea así.

Te doy algunos ejemplos de acciones para vencer éstas paradojas; aunque seguro que a ti se te ocurren otros:

  • Selecciona muy bien a quién dedicas tu atención y mantén un espíritu crítico con lo que lees, ves y escuchas. No te tragues toda la información que te llega sin procesarla. Las cosas no son siempre lo que parecen. Dedica unos minutos a pensar, al menos en los asuntos relevantes. Busca contrastar la información que te llega y no prestes atención a informaciones anónimas o no contrastadas. Esto no garantiza que acabes conociendo la verdad, pero reducirá tu riesgo de ser manipulado.
  • Dedícale tiempo a las cosas importantes y disfruta despacio de los pequeños momentos. Tómate tiempo para reflexionar, para planificar, para revisar, y por supuesto para disfrutar.
  • No deposites excesiva esperanza en algo que deseas poseer. Agradece y disfruta lo que ya posees. Reflexiona cuando desees algo; piensa si de verdad te hará tan feliz como inicialmente piensas, o si realmente lo necesitas, para no caer en un consumismo desaforado o en la irrefrenable búsqueda del placer inmediato.
  • Infórmate sobre prevención y sobre hábitos de vida saludables y empieza a implementarlos en tu vida; poco a poco, pero de forma estable. Elimina en lo posible el consumo de sustancias dañinas o nocivas o abandona los hábitos que sabes que hacen daño a tu salud. En definitiva: responsabilízate de tu propia salud. Ningún hábito te garantiza una salud perfecta, pero tus acciones pueden influir enormemente en tu bienestar (tanto físico como mental). El cuidado no es alternativa a la medicación si tu situación lo requiere, pero tampoco abuses de la medicación y desde luego no creas que ésta reemplaza a una vida saludable. Son perfectamente compatibles y en la mayoría de las patologías una buena alimentación, la actividad física y el descanso pueden hacer más efecto que la mayoría de las pastillas.
  • Dedícale menos tiempo al móvil y a las redes sociales y más a hablar e interactuar con tus amistades y tu familia. Queda con gente físicamente si puedes, o al menos habla con ellos por teléfono. Verás que la calidad de la comunicación mejora exponencialmente respecto a los mensajes de texto o los emoticonos. Cuando estés físicamente con alguien deja el móvil en silencio y no le prestes atención; dedícale atención plena a la persona o personas que tengas delante.
  • Si estás buscando el amor, te voy a dar un consejo que no garantiza que lo encuentres, pero que intenta garantizar que no pases por alto a una persona que de verdad valga la pena: filtra muy bien; no trates de tener muchas citas, sino de conocer a personas que realmente respondan a lo que quieras encontrar. Céntrate: «¿vamos a Rolex o vamos a setas?», como dice el chiste. Si estás buscando el amor no te distraigas con citas que sabes de antemano que sólo serán sexo. El sexo es genial, a (casi) todos nos gusta, y yo no concibo una relación de amor sin sexo, pero no los confundas ni trates de encontrar el amor en unas personas mientras mantienes sexo con otras; eso no funcionará. Cuando contactes con una persona que valga la pena, tómate el tiempo de conocerla un poco y suspende tu actividad en la app hasta que hayas podido confirmar o descartar si con esa persona puede haber algo.

En resumen: piensa y actúa; sin prisa pero sin pausa; de forma consistente y coherente con tus valores; aprovecha las ventajas que aporta la tecnología pero no te dejes dominar por ella…

Me encantaría conocer tu opinión sobre algunos de los temas que he tocado, tanto si estás de acuerdo como si no. Te invito a compartirlo con personas de tu entorno también y a hablar con ellos sobre éstas cuestiones. Verás que dialogar sobre temas de cierta profundidad (o incluso debatir, desde el respeto) enriquece vuestra relación.

2 comentarios en «Paradojas del mundo actual»

  1. Pablo,
    Lo primero, muchísimas gracias por tu entrada. Me ha encantado! Estoy totalmente de acuerdo en todo lo q expones. Parece que en Vez de escribir tú lo hago yo. Todos los temas q tratas son mi pasión. La. Salud, cuidarse, la reflexión que haces sobre las rrss en las que la mayoría está inmersa. Yo no uso ni facebook ni IG apenas. Estoy valorando seriamente quitarlas para siempre, aunque ya sabemos lo difícil que es hacer eso hoy en día, seré mucho más feliz.
    Gracias por compartir tus pensamientos y crear este maravilloso blog, con el q creo q se puede aprender mucho.
    Un abrazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.