Acabamos de estrenar un año y es típico de éste momento plantearse objetivos y propósitos para el año nuevo. De alguna manera, el inicio de un nuevo periodo nos invita a plantearnos cambiar algo. Si el cambio de año es un momento trascendente para ti y te ayuda a tomar alguna decisión que mejore tu vida, bien venido sea. Aunque, si lo piensas bien, no es un momento ni mejor ni peor que otros. Lo importante para que se produzca un verdadero cambio es la firmeza de la decisión o decisiones que tomes. Y en esto tienen más que ver las razones que te impulsan, que el momento del año.
En realidad, toda decisión de cambiar conlleva un comienzo. Y pasadas las primeras horas o los primeros días, lo importante será tu adhesión a las decisiones tomadas, tu compromiso con ellas. Por ello, lo importante de los propósitos «de año nuevo» (o de cualquier otro momento) es que estén alineados con tus valores y con tus aspiraciones. Propósitos que no sean coherentes con tus valores estarán destinados al fracaso; los tomes cuando los tomes. Entendiendo tus valores como una escala: no se trata tanto de lo que consideras «bueno» o «malo» sino de que tu propósito no contradiga el orden en que los valores son prioritarios para ti.
Por ejemplo: el famoso propósito de aprender un idioma suele fracasar porque, pese a que se considera un valor positivo, para la mayoría de las personas el deseo real de aprender ese idioma no compensa las renuncias que hay que hacer para alcanzarlo. Es decir, que nos gustaría hablar el idioma, pero muchas veces no estamos dispuestos a sacrificar tiempo de ocio o de descanso para dedicarlo a estudiar el idioma.
Por qué fracasan la mayor parte de los propósitos
La mayor causa de abandono de un propósito es que nos proponemos cosas que requieren dedicación y tiempo cuando eso es justamente lo que más nos falta. En general, si lo que te propones son cosas que realmente te importaran, ya estarías haciéndolas y no sería necesario que te las propongas ahora.
Por ejemplo: no has descubierto el 1 de enero la importancia de hablar idiomas, o de hacer deporte; ya lo conocías. Sin embargo, si hasta ahora no les dedicabas el tiempo necesario es porque la importancia que les das es inferior a la que le das a otras cosas a las que dedicas tu tiempo. Si se da un suceso que cambia el orden de tus prioridades, es posible que a partir de ahí dediques más tiempo a éste propósito, pero el simple hecho de que hayamos cambiado de año no genera el compromiso necesario por sí mismo.
Nota que me refiero al compromiso y no a la motivación como factor determinante. La motivación son las «ganas» de hacer algo, y éstas son en general volubles (van y vienen). Sin embargo, el compromiso es más estable puesto que entronca más con la voluntad y con los valores, y puede hacer que lleves algo a término aún cuando algunos días no tienes ganas. Compromiso es, por ejemplo, lo que tienes con tu trabajo, con tu familia, con tus amigos… y que hace que cumplas con ellos aún en los días en que no te apetece hacer lo que sabes que tienes que hacer.
Cada vez que tienes que hacer un esfuerzo, tu cerebro sopesa costes/beneficios y te ofrece fuertes resistencias cuando entiende que los beneficios esperados no superan la inversión que tiene que realizar en tiempo y/o energía. Y en ese balance de inversión/rendimiento, prima el corto plazo. Es decir, que si te planteas propósitos cuyos beneficios no serán visibles en el corto plazo, la resistencia será mayor. Por ello propósitos tales como «ir al gimnasio», «aprender inglés», etc… suelen fracasar para la mayoría de la gente, ya que requieren mucha constancia y persistencia para producir resultados que, en todo caso, tardarán en llegar.
Como fijarte propósitos que puedas cumplir
En línea con lo que ya hemos comentado, para mí hay dos aspectos fundamentales a tener en cuenta a la hora de fijar propósitos y que aumentan exponencialmente las posibilidades de cumplimento: que entronquen con tus valores y que la relación entre el beneficio esperado de llevarlos a cabo y el tiempo/esfuerzo a invertir sea muy favorable.
Parte de tus valores para llegar a tu propósito
Lo primero y más importante es que tu propósito respete tu escala de valores. Si no es así, estará destinado al fracaso. Aquello que te propongas debe surgir del deseo de mejorar en algo cuyo valor se encuentre fuertemente arraigado en ti pero en lo que creas que puedes y debes mejorar. Mi truco es pensar en valores sobre los que quiero trabajar y destilar acciones a partir de ellos.
Los valores universales son cosas como: Amor, Familia, Amistad, Sabiduría, Justicia, Integridad, Valentía, Humildad, Libertad, Reconocimiento, Generosidad, Paciencia, Seguridad, Superación, Gratitud… Piensa en cuáles de éstos valores resuenan más contigo y elige uno o dos en los que te gustaría trabajar.
Dedica unos minutos a reflexionar sobre cómo mejorar en éstos valores podría hacerte más feliz y/o mejor persona.
Identifica acciones sencillas que no requieran mucho tiempo y/o esfuerzo
Una vez que hayas identificado el valor o los valores en los que te gustaría trabajar, te sugiero que identifiques pequeñas acciones que puedas integrar en tu día a día hasta convertirlas en hábitos. Idealmente, piensa en cosas que no requieran dedicar un tiempo específico (o muy poco) pero cuyos resultados puedas empezar a disfrutar desde el primer momento.
Aunque te parezca increíble, hay multitud de pequeñas acciones que puedes llevar a cabo y que mejorarán tu vida inmediatamente. Sólo es cuestión de pensar un poco. A continuación te voy a dar algunos ejemplos. La idea es que éstos te sirvan de inspiración para elegir los tuyos.
Ejemplos de propósitos alineados con valores:
Valor | Propósito |
Familia | Pasar al menos una hora con la familia con el móvil apagado Llamar a tus padres y/o hermanos más a menudo |
Amistad | Que no pase una semana sin ver al menos a un amigo o amiga Evitar discusiones (*) |
Amor | Decir «te quiero» o «me encanta cuando…» cada día (a tu pareja si la tienes; o a alguien que aprecies). Dedicarle tiempo de plena presencia (móvil y tv apagados). |
Sabiduría | Leer al menos 15 minutos al día o escuchar un podcast al día Escuchar más y hablar menos |
Justicia | Actuar con justicia en cada momento, y cuando no lo consigas, tratar de corregir la injusticia. Perdonar a los demás lo que te gustaría que te perdonen a ti. |
Integridad | Decir siempre la verdad; cumplir siempre tu palabra No hablar mal de otras personas cuando no estén presentes |
Valentía | Osar a hacer cada día algo que te de miedo Expresar lo que sientes, a pesar de la vergüenza y/o el miedo |
Humildad | Pedir perdón Dedicar un minuto al día a pensar en cosas que necesitas mejorar |
Libertad | Pensar en lo que más te apetece hacer y permitírtelo (si no daña a nadie) Desactivar las notificaciones de tus redes sociales y no mirar el móvil en la primera hora del día. |
Reconocimiento | Reconocer y agradecer a los demás lo que hacen por ti Felicitarte cuando hagas algo bueno |
Generosidad | Hacerte donante de una ONG, aunque sea por una pequeña cantidad mensual Invitar a un amigo a tomar algo, al cine, o a un espectáculo |
Paciencia | Cuando algo te enfade, tratar de no responder en caliente Cuando algo te apetezca, esperar unos minutos antes de permitírtelo |
Seguridad | Dedicar un minuto al día a pensar en todo lo que tienes Pensar en lo que temes y proyectarte a lo peor que pueda pasar; verás que no es para tanto. |
Superación | Aprender algo nuevo cada día y ponerlo en práctica Hacer al menos 5 minutos de gimnasia al día |
Gratitud | Dedicar un minuto al día a agradecer lo que tienes Dar las gracias cada vez que alguien hace algo por ti |
Propósitos alineados con valores
Date tiempo: ningún cambio importante se logra de un día para otro. Toma conciencia cuando no cumplas pero perdónate y trata de hacerlo mejor la próxima vez. No abandones. Repite hasta que sea un hábito…
Hay otros muchos propósitos quizá menos precisos, pero que merecen la pena y apenas requieren esfuerzo: Sonríe más, quiérete, perdónate, permítete soñar, agradece, aprende, sorprende, ama…
Mis propósitos
Buena parte de la lista de propósitos que he puesto arriba son cosas que yo intento cumplir en mi vida diaria; algunos de ellos llevo practicándolos años y otros son más recientes. Dado que la mayoría de ellos no requiere de tiempo ni esfuerzo, sino sólo de consciencia, me es posible intentar muchos al mismo tiempo. Te aconsejo que hagas tu propia lista.
(*) Uno de los propósitos que más me costó llevar a cabo es "Evitar discusiones" porque me encantaba contrastar opiniones, razonar, tratar de convencer con argumentos racionales. Pero hace años me di cuenta de que el cerebro humano está más dotado para justificar sus pensamientos que para ponerlos en cuestión, por lo que hay muy poca gente a la que puedas convencer de algo con argumentos racionales. Sin embargo, las discusiones generalmente llevan a elevar el tono, incluso a cierto nivel de agresividad que puede acabar afectando a las relaciones. Por ello me planteé que en lugar de argumentar, cuando discrepo con alguien, o bien me callo, o bien me intereso por sus argumentos para tratar ver si hay algo en ellos en lo que podamos estar de acuerdo. En lugar de contraargumentar, hacer preguntas abiertas para intentar entender. Curiosamente, en algunas ocasiones, esas preguntas le llevan a la otra persona a descubrir incoherencias en sus propios argumentos y a plantearse un cambio de postura que no hubiera sido posible a base de argumentos confrontados. Pero lo más importante es que en una conversación así el tono no sube, los ánimos permanecen calmados, y la relación no se daña.
Mis propósitos para éste año son trabajar en dos aspectos en los que creo que debo mejorar y en los que creo que incluso una ligera mejoría me hará más feliz:
- el primero es «sonreír más» porque tiendo a tomarme la vida demasiado en serio y tengo que aprender a disfrutar más el momento sin más; sin pensar mucho en ello.
- el segundo es «osar más» porque demasiadas veces me auto limito por miedo o por vergüenza y me pierdo cosas que seguro valdrían la pena.
A propósito de «osar más», éste blog tiene mucho que ver con ello. Antes me hubiera dado muchísima vergüenza compartir mis pensamientos públicamente, ya sea con conocidos o desconocidos. De hecho, aunque ya los estoy publicando, apenas le estoy dando publicidad y la mayoría de mis amigos no saben que supraviviente.com existe. Pero los por ahora escasos retornos que he tenido son tan positivos que me estoy animando y el paso definitivo será difundirlo en mi entorno e incluso publicitarlo.
Y al hilo de esto, te voy a pedir un favor: piensa en dos personas de tu entorno a quienes creas que los contenidos que has encontrado aquí le pueden ser útiles o simplemente gustarle y recomienda supraviviente. Recomienda que vengan a echar un vistazo o mejor aún: recomiéndales un artículo concreto. Prefiero una recomendación directa a alguien, pero si compartes alguno de mis contenidos en tus redes sociales, también te lo agradezco.
Y tú ¿te animas a compartir conmigo y con el resto de lectores tus propósitos?
Hola Pablo, muchas gracias por tu aportación, también a Lola, ambas son muy cercanas, sencillas y apuntan directamente al corazón, donde creo reside el motor que nos impulsa a movernos cada día… propósitos o desafíos, ¡son necesarios!, intrínsicos en la naturaleza del ser humano.. si me permitís un pequeño apunte, hay una palabra que me encanta, y me la digo de vez en cuando: «Apasiónate» valdría como sinónimo de propósito o desafía (te).
Un fuerte abrazo
Muchas gracias, Pilar. Bonito y desafiante propósito el de apasionarse. Hagamos lo posible por encontrar y vivir lo que nos apasiona; o por reencontrar la pasión en lo que vivimos. Gracias y bienvenida a supraviviente.
Hola Pablo,
Hay mucho valor en tus reflexiones… y tomar conciencia de lo que deseamos es crucial para lograr nuestros deseos.
Creo que el sólo hecho de hablar de ‘propósitos’, ya es un término que lleva intrínseco algo que nos va a resultar rutinario y aburrido, y que por lo tanto ahí se va a quedar.. los propósitos para el nuevo año suelen ser una lista de buenos deseos, pero definida en términos vagos y generalistas.
¿Cuál podría ser un término más atractivo? no lo sé… a mí me gusta más ‘reto’ o ‘desafío’, aunque depende de la personalidad de cada uno. Imagínate una lista de ‘desafíos para el 2021’… evidentemente el nombre es sólo el principio, no es lo que va a hacer que lo cumplas o no.
Para empezar, estos ‘desafíos’ han de ser retadores, pero al mismo tiempo alcanzables. Y para ello, no deben quedarse en un enunciado típico como: ‘mejorar mi inglés’, sino que debemos plantear metas concretas a un mes, tres meses vista, y definir acciones concretas que nos permitan alcanzar estas pequeñas metas (esto va muy alineado con lo que tú propones de introducir pequeños cambios en nuestro día a día). Diría que somos corredores de fondo en la consecución del gran desafío, pero al ponernos metas más pequeñas nos convertimos un poco en velocistas, lo cuál nos da más emoción en el camino.
Otra pequeña idea que me gusta (y ésta no es mía, me la dio mi actual jefe) es pensar en cómo nos vamos a sentir cuando consigamos eso que deseamos, ese propósito o desafío, qué emociones nos va a generar. En realidad se trata de pensar cómo nos sentimos ahora cuando aún no lo hemos conseguido, y tratar de ponernos en la situación de qué cosas sentiremos cuando hayamos llegado a la meta (algo así como los deportistas y las sensaciones que experimentan al llegar a la meta o alcanzar la cima de una montaña).
Un abrazo
Muchas gracias por tu aportación Lola. Ciertamente marcarse desafíos, objetivos o retos es también interesante, aunque hay algunas diferencias. Yo escogí hablar de «Propósitos» expresamente por razones que tu comentario me invita a explicar. Pero sería un poco largo para un comentario. Así que el hilo que acabas de abrir dará lugar a uno de mis próximos artículos que enlazaré con éste. ¡Gracias! Te avisaré cuando lo publique y espero que te resulte de interés.