A menudo hemos oído frases como «haz que tus ilusiones se conviertan en realidad», o cosas por el estilo. El problema con esa frase es que parte de una premisa que para muchas personas, en algún momento de sus vidas, puede no ser cierta. Se presupone que tienes ilusiones y debes buscar la manera de hacerlas realidad. Pero algunos hemos vivido situaciones en que te vienes abajo y pierdes toda ilusión. Y si no tienes ilusiones, no tienes manera de convertirlas en realidad…
El estado depresivo se caracteriza, entre otras cosas, por la falta total de ilusión. Te sientes (con perdón) «una mierda» y no te concedes a ti mismo ni el derecho a ilusionarte. Pero incluso de ese estado se sale. Muchos nos hemos sobrepuesto a situaciones así y me atrevería a decir que cualquiera puede hacerlo. Yo no soy psicólogo, ni psiquiatra, y por supuesto no creo que yo pueda curar una depresión a nadie, pero a lo mejor puedo ayudarte. Si estás en esa situación, tienes que saber que no hay ninguna pastilla o tratamiento que vaya a sacarte de ella si tu no pones de tu parte. Tu eres el sujeto principal de las acciones que te pueden sacar de una depresión.
Sólo tú puedes conseguir recuperar la ilusión; nadie puede hacerlo por ti. Pero puedes recibir ayuda.
Estoy convencido, porque así lo he vivido, de que el único que puede curarse de una depresión es uno mismo. Aunque, naturalmente, hay personas que pueden ayudarte a que el camino sea más fácil y/o más rápido. Los buenos profesionales de la psicología/psiquiatría están entre las personas que sin duda pueden prestar una ayuda valiosa. No menos valioso puede ser el apoyo de tus allegados (ya sean familia o amigos), aunque a veces no saben cómo ayudar. Y, además de todos ellos, a veces un buen libro, un blog, un podcast, también pueden ser de ayuda. En mi caso fue así; además de la ayuda de mi psicóloga, Tauana, que hizo mucho para ayudarme, encontré inspiración y fuerza en algunos libros, vídeos, podcast… Y ese es precisamente uno de mis objetivos con supraviviente: servir de ayuda, por pequeña que sea, a personas que estén atravesando un mal momento.
No pretendo reemplazar a ningún profesional de la psicología/psiquiatría, pero sí aportar mi experiencia propia por si a alguien le sirve.
Lo que yo te propongo en éste post es invertir el orden normalmente establecido: en lugar de buscar convertir tus ilusiones en realidad, vamos a darle la vuelta a la frase y a la dinámica: vamos a intentar extraer ilusiones de nuestra realidad. Verás como puedes, salvo que estés encerrado en casa y no tengas contacto con nadie ni actividad alguna. Por muy difícil que sea tu realidad, seguro que a lo largo del día te pasa alguna cosa buena. Se trata de estar alerta a esas cosas. No se trata de creer en cuentos de hadas y en soluciones mágicas, ni pensar que tu vida va a cambiar milagrosamente y todo va a ser maravilloso. Las cosas no funcionan así.
Convierte tu realidad en tu ilusión.
La clave está en buscar pequeños resquicios de luz en medio de la oscuridad e ir aferrándonos a ellos poco a poco. Se trata de poner conciencia en los pequeños momentos de tu presente que pueden ofrecer una pequeña satisfacción, y disfrutar de ella; aunque sólo sea unos segundos. Poner conciencia significa orientar conscientemente tu atención a aquello que estás viviendo en el momento.
Pero eso puede resultar difícil (algunos pensarán que imposible) cuando te encuentras deprimido o te sientes hundido. Recomiendo la lectura de mi reseña sobre el libro El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankle donde una de las enseñanzas que extraje de éste libro fue ésta:
La luz brilla en medio de la oscuridad. El libro cuenta como, en medio de unas condiciones de vida tan inhumanas como las que soportaron en los campos de concentración, existían pequeños destellos de luz; pequeños momentos parecidos al disfrute contemplando un amanecer, un pájaro cantar…
Estoy absolutamente seguro de que, por difícil que sea tu situación, no es peor que la que el Dr. Frankle tuvo que vivir; y si él llegaba a encontrar ocasiones para dar gracias, seguro que tú también puedes.
Algunas personas atraviesan depresiones sin razón aparente alguna; y pensar en ello les deprime aún más. A veces te metes en un círculo vicioso en el que te dices a ti mismo que «al fin y al cabo no te va tan mal» y que «no hay razón objetiva para sentirte tan hundido», pero éste auto dialogo no te ayuda. Tienes que encontrar una forma de enfocarte en positivo. Por eso no trato de decirte que la comparación con el sufrimiento del Dr. Frankle tenga que hacerte sentir bien; lo que digo es simplemente que al igual que él, seguro que puedes identificar cosas en tu vida que vayan bien; o al menos algún buen momento o alguna cosa buena.
Una de las cosas que a mí me ayudó en éste sentido es llevar un diario de cosas buenas. Con ésta práctica, poco a poco te vas entrenando a percibir y sentir las cosas buenas que te pasan; y con el tiempo incluso a disfrutarlas. Te explico cómo funciona:
Diario de cosas buenas
El «Diario de cosas buenas» consiste en dedicar unos minutos cada noche a revisar el día y buscar todas las cosas buenas que te han pasado o que has hecho, y después anotarlas. Da igual el formato: puedes hacerlo en una libreta o diario, o en un fichero, o utilizar una aplicación. Lo importante es que seas consistente: que lo hagas cada día, y que anotes cualquier cosa buena; por pequeña o insignificante que te parezca. Por ejemplo: puedes anotar cosas como que te llamó un amigo, que alguien te sonrió, que saliste a la calle y hacía un buen día, que comiste algo rico, que viste una película… que cumpliste una de las cosas que te habías propuesto hacer hoy, que te reíste de un chiste que oíste… Cualquier cosa vale; a condición de que sea positiva. Y si no encuentras nada, piensa en algo que tengas y que millones de personas desearían tener: una vivienda con calefacción, agua corriente y luz, ropa para vestirte, o un trabajo (incluso si no te gusta pero al menos te pagan).
Sobre todo enfoca esos minutos en positivo, y evita castigarte si no se te ocurre nada bueno; seguro que si sigues intentándolo pronto desarrollarás la capacidad para percibir las cosas buenas que te pasan. Porque seguro que hay cosas buenas a tu alrededor; aunque no las veas porque no estás entrenado (aún).
Con éste tipo de ejercicio y focalizándote en encontrar cosas buenas en tu pasado reciente, desarrollarás la capacidad para ver éstas cosas cuando suceden. Recuperarás la consciencia de lo bueno que hay en tu vida y con el tiempo irás dedicándole cada vez más atención. Y cuanta más atención le dediques a las cosas buenas, menos le dedicarás a las «menos buenas»; casi sin darte cuenta. Te recomiendo leer mi artículo «No trates de superarlo» si no lo has hecho aún.
Verás como poco a poco ésta dinámica te ayuda a recuperar la ilusión dentro de tu realidad… y poco a poco incluso a hacer realidad alguna de tus ilusiones…
Para mi éste ejercicio fue algo fundamental en mi recuperación, pero no sólo en ese momento. Me parece tan bueno y tan potente dedicar 5 minutos a revisar el día en busca de «cosas buenas», que no he dejado de hacerlo. A día de hoy (21 de febrero de 2021) llevo más de 900 días realizándolo ininterrumpidamente ; cada día; sin faltar a ese compromiso ni uno sólo. Y créeme: funciona.
«Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad»
Atribuida a Albert Einstein